Si cierras los ojos y los aprietas haciendo un esfuerzo eres capaz de que el susurro del viento se convierta en las palabras de esa persona que quieres oír. Pues con la música se sostiene la misma evidencia, eres capaz de escuchar estas canciones sin nombre , y puedes viajar allí donde desees. Esto es lo que me provoca este maginifico grupo islandes Sigur Ros.
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